Ozzy Osbourne: La vida salvaje, extraña e imparable del Príncipe de las Tinieblas
Ozzy nació el 3 de diciembre de 1948 en Aston, un suburbio obrero de Birmingham, Inglaterra. Fue uno de seis hermanos y creció en una casa pequeña sin muchas oportunidades. Le fue mal en la escuela, en parte por una dislexia no diagnosticada, y de joven pasó por varios trabajos mal pagados: carnicero, obrero, incluso ladrón (lo que lo llevó a pasar un tiempo en la cárcel).
Todo cambió cuando escuchó a The Beatles. Ozzy dice que su vida encontró sentido gracias a ellos, en especial con la canción “She Loves You”. La música se volvió su escape. En 1968 se unió con el guitarrista Tony Iommi, el bajista Geezer Butler y el baterista Bill Ward para formar una banda que pronto se llamaría Black Sabbath.
Black Sabbath: el nacimiento del heavy metal
Black Sabbath no solo hizo música, creó un género. Su disco debut en 1970, con riffs siniestros, letras oscuras e imaginería satánica, fue algo totalmente nuevo. Con álbumes como Paranoid (1970), Master of Reality (1971) y Vol. 4 (1972), Sabbath sentó las bases del heavy metal, con la voz aguda y fantasmal de Ozzy como el alma del sonido apocalíptico del grupo.
Temas como “Iron Man”, “War Pigs” y “Sweet Leaf” se volvieron himnos de una generación. Ozzy, con su mirada intensa y estilo entre medieval y psicodélico, se convirtió en el rostro del metal oscuro.
Pero mientras la fama de Sabbath crecía, también lo hacía la adicción de Ozzy. En 1979, fue expulsado de la banda debido a su comportamiento errático y falta de compromiso creativo. Él mismo ha admitido que estaba tan drogado en ese momento que ni siquiera se dio cuenta de que lo habían echado.
Blizzard of Ozz: el renacer como solista
Ser expulsado de Black Sabbath podría haber sido el final. Pero no lo fue. Con la ayuda de su futura esposa y manager Sharon Arden (hija del empresario musical Don Arden), Ozzy lanzó una carrera solista que no solo lo revivió… lo hizo más grande.
Su disco debut Blizzard of Ozz (1980), con el joven guitarrista Randy Rhoads, fue un éxito. Canciones como “Crazy Train” y “Mr. Crowley” mezclaban virtuosismo con teatralidad siniestra y letras oscuras.
La tragedia llegó pronto: Rhoads murió en un accidente aéreo en 1982. Ozzy quedó devastado, pero siguió adelante. Discos como Diary of a Madman (1981), Bark at the Moon (1983) y No More Tears (1991) consolidaron su éxito como solista. Incluso canciones más suaves como “Mama, I’m Coming Home” mostraron una faceta emocional de su arte.
Para los años 90, Ozzy ya no era solo una leyenda del metal — era una figura mainstream.
Infamia y el murciélago
No se puede hablar de Ozzy sin mencionar el murciélago. En 1982, durante un concierto en Iowa, un fan arrojó un murciélago al escenario. Ozzy, creyendo que era de goma, le mordió la cabeza. No lo era. Lo llevaron de urgencia a vacunarse contra la rabia.
Este momento se convirtió en el más infame de su carrera y lo inmortalizó como el Príncipe de las Tinieblas. Pero no fue el único. También se dice que esnifó una línea de hormigas durante una gira con Mötley Crüe. Orinó en el Álamo (usando un vestido de Sharon). Fue prohibido en San Antonio durante una década.
Pero en el mundo de Ozzy, estos momentos no eran actos planeados. Solo eran parte de su martes.
The Osbournes: estrella de la TV
En 2002, cuando nadie lo esperaba, Ozzy protagonizó The Osbournes junto a Sharon y sus hijos Kelly y Jack. La serie fue un fenómeno. El público quedó fascinado al ver al Príncipe de las Tinieblas tratando de usar el control remoto, pelear con perros y gritar “Shaaaaaron!” por toda la casa.
La serie humanizó a Ozzy. Mostró que detrás del ícono del metal había un hombre torpe, divertido y entrañable. Ganó un Emmy y marcó el inicio de la era de los reality shows de celebridades.
Cine y doblaje
Aunque Ozzy nunca fue actor principal en películas, ha hecho apariciones memorables. Apareció en Little Nicky (2000) con Adam Sandler, mordiendo de nuevo la cabeza de un murciélago. Prestó su voz en Gnomeo & Juliet (2011) y Trolls World Tour (2020) como el Rey Thrash.
También ha participado en numerosos documentales, incluyendo God Bless Ozzy Osbourne (2011), dirigido por su hijo Jack, que muestra su lucha con las adicciones desde una perspectiva íntima.
Problemas de salud y (semi) retiro
Para alguien que abusó tanto de su cuerpo, es casi milagroso que Ozzy haya llegado a los 70 años. En 2003 sufrió un accidente grave en un cuatrimoto. En 2019 reveló que tenía Parkinson y ha sido operado varias veces por lesiones en la columna.
A pesar de eso, sigue creando música. Ordinary Man (2020) y Patient Number 9 (2022) incluyen colaboraciones con Elton John, Eric Clapton y Post Malone. Ha anunciado múltiples giras de despedida… y también múltiples cancelaciones.
Pero si algo ha demostrado Ozzy es que no se retira. Simplemente dice “estoy harto” y seis meses después lanza otro disco.
Legado: una leyenda irrepetible
El legado de Ozzy Osbourne es inmenso. Ayudó a inventar el heavy metal. Sobrevivió adicciones, tragedias, escándalos y enfermedades. Fue pionero, ícono, meme, caricatura… y sobreviviente.
Su influencia llega mucho más allá del metal. Inspiró a generaciones de artistas. Su música sigue llenando estadios. Su voz es inconfundible. Su imprevisibilidad, su autenticidad y su locura lo convirtieron en uno de los personajes más fascinantes de la música.
Ozzy nunca quiso ser modelo a seguir. Solo quería gritar, asustar, conmover y hacer ruido. Y eso es exactamente lo que hizo.
El Príncipe de las Tinieblas sigue de pie. Contra toda lógica, sigue rugiendo. Y el mundo sigue escuchando.