¿Está Estallando la Burbuja del Streaming?
Estancamiento de suscriptores, subidas de precios, recortes de contenido y el regreso a la concesión de licencias
No hace mucho, el streaming era el futuro: una fuerza disruptiva que prometía hacer obsoleta la televisión por cable, eliminar los anuncios y ofrecer contenido a los espectadores bajo sus propios términos. Netflix, el líder de esta revolución, se presentaba más como una empresa tecnológica que como un estudio tradicional. Disney+ se lanzó con cifras récord. Y cada compañía de medios, por tradicional que fuera, se apresuró a lanzar su propia plataforma. Los inversores inyectaron miles de millones en lo que parecía una fiebre del oro.
Pero en 2025, el panorama ha cambiado. El crecimiento de suscriptores se ha estancado, los precios suben, las series favoritas desaparecen sin previo aviso y los acuerdos de licencia —que parecían cosa del pasado— están regresando. El modelo de streaming que una vez prometió tanto empieza a parecerse inquietantemente al sistema que decía reemplazar. Entonces… ¿está estallando la burbuja del streaming?
El Crecimiento de Suscriptores Se Ha Detenido
Durante la mayor parte de la década de 2010, la industria del streaming estuvo definida por un crecimiento exponencial. Netflix sumaba decenas de millones de nuevos usuarios cada año. Disney+, lanzado a finales de 2019, superó los 100 millones en menos de dos años —una hazaña que a Netflix le tomó más de una década. Plataformas como HBO Max (ahora simplemente “Max”), Paramount+ y Peacock también crecieron durante la pandemia, cuando el entretenimiento en casa era esencial.
Pero hoy, ese crecimiento se ha frenado. En algunos trimestres, las plataformas incluso han perdido usuarios. Disney+ perdió millones en 2023 tras una combinación de aumentos de precios y eliminación de contenido. Incluso Netflix, aunque sigue siendo rentable, tiene dificultades para ganar nuevos usuarios en mercados maduros como América del Norte y Europa. Apple TV+ y Peacock muestran números estancados, a pesar de las estrategias de paquetes y pruebas gratuitas.
El mercado está saturado. La mayoría de los hogares ya tienen una o dos plataformas principales. Y con un panorama fragmentado lleno de exclusivas y muros de pago, muchos usuarios simplemente no pueden —ni quieren— pagar por cinco o seis servicios distintos.
Precios en Aumento, Valor en Descenso
El streaming solía ser barato. Ese era su mayor atractivo. A inicios de los 2010, Netflix ofrecía un enorme catálogo por menos de $10 al mes. Hoy, ese mismo plan “estándar” cuesta más de $15.99. El plan “premium” —necesario para ver en 4K o compartir cuentas— es aún más caro. Disney+, Max, Hulu y Paramount+ han seguido el mismo camino, y algunos ya se acercan o superan los $20 mensuales por acceso sin anuncios.
Y estos aumentos llegan justo cuando se reduce lo que ofrecen. Menos contenido original. Menos películas. Series que desaparecen sin previo aviso. En muchos casos, el usuario está pagando más por menos.
Para suavizar el golpe, muchas plataformas han introducido planes con publicidad. Irónicamente, esto nos lleva de regreso a la televisión tradicional. Y la experiencia no es buena: cortes frecuentes, anuncios repetitivos, mala sincronización. Pero estos planes generan más ingresos por usuario, así que las plataformas están empujando a los usuarios en esa dirección.
Recortes de Contenido: El Fin Silencioso del Catálogo Infinito
¿Recuerdas cuando el streaming se sentía como una biblioteca infinita? Esa sensación se ha ido. A partir de 2022 y con más fuerza entre 2023 y 2024, los streamers comenzaron a purgar contenido. No solo cancelaron nuevas producciones, sino que eliminaron series ya existentes. Y no por falta de espacio o mejoras de interfaz, sino para evitar pagar regalías a creadores, actores y guionistas. El caso más notorio fue HBO Max, que eliminó docenas de títulos, incluyendo la serie Westworld, sin previo aviso.
Netflix ha cancelado muchas series abruptamente, incluso algunas con buena crítica y base de fans, justificándose con métricas como “tasas de finalización” o bajos ratios de coste-beneficio. El mensaje es claro: si una serie no se vuelve viral en dos semanas, es un gasto innecesario.
Esto ha frustrado tanto a los espectadores como a los creadores. Para el público, invertir emocionalmente en una serie que puede desaparecer o quedar inconclusa ya no parece valer la pena. Para los artistas, es una industria que trata su trabajo como mercancía desechable.
Regreso a la Concesión de Licencias: La Gran Reversión
En los inicios de la guerra del streaming, lo más importante era la exclusividad. Los estudios retiraban sus catálogos de Netflix para reforzar sus propias plataformas. NBCUniversal se llevó The Office a Peacock. Warner Bros. trasladó Friends y Harry Potter a HBO Max. Disney centralizó todo bajo Disney+, incluyendo Marvel y Star Wars.
¿Y ahora? Esa estrategia se está revirtiendo silenciosamente. Warner Bros. ha comenzado a licenciar contenido de HBO a Netflix (Ballers, Six Feet Under, Insecure). Paramount+ todavía comparte Yellowstone con Peacock debido a acuerdos anteriores, y ya considera nuevas licencias. Disney también está abriendo su catálogo a acuerdos con Amazon Prime Video.
¿La razón? El dinero. Si tienes una enorme biblioteca de contenido, ¿por qué guardarla si puedes alquilarla por ingresos seguros? El sueño del “todo en una sola app” ha dado paso a una estrategia más pragmática. La exclusividad ya no vale tanto como antes.
Huelgas Laborales y Cansancio del Modelo
Las huelgas del sindicato de guionistas (WGA) y de actores (SAG-AFTRA) en 2023 no solo paralizaron rodajes: también expusieron las tensiones acumuladas entre streamers y trabajadores. Los escritores exigieron transparencia y regalías justas. Los actores protestaron por la falta de pagos residuales y el uso de inteligencia artificial sin consentimiento.
Las huelgas también revelaron que el modelo económico del streaming era insostenible. Muchos estudios han operado con pérdidas durante años, confiando en la paciencia de los inversores. Pero Wall Street ha cambiado su enfoque: ahora se exige rentabilidad, no solo crecimiento. Esto significa recortes, fusiones, menos riesgo… y menos ambición.
¿El Futuro? Consolidación o Declive
Entonces, ¿qué viene ahora? Lo más probable es que veamos más consolidación. Disney ya controla Hulu y ESPN+, y considera unirlos en una “super app”. Warner Bros. Discovery podría buscar fusiones. Las plataformas más pequeñas como Paramount+ o Peacock podrían ser absorbidas.
Pero la consolidación no resolverá el problema de fondo: el streaming se construyó sobre expectativas irreales. Durante un tiempo, las compañías pudieron gastar sin límite en busca de escala. Ese tiempo terminó. El nuevo modelo es más conservador: estabilidad, menos riesgo, más anuncios, menos contenido.
El Veredicto
La burbuja del streaming no está estallando de forma abrupta. Está perdiendo aire, lenta pero visiblemente. Lo que fue una revolución en el entretenimiento se está convirtiendo en… solo otro negocio. Para los usuarios, se acabó la era dorada del contenido ilimitado, sin anuncios y a bajo costo. Para los creadores, se desvanece la ilusión de una distribución más libre y democrática.
El futuro del streaming aún puede ser prometedor, pero no será el que nos prometieron. Se parecerá más al pasado —solo que con una interfaz más moderna y tarifas mensuales más altas.