Ana de Armas: De La Habana a Hollywood — El Ascenso Hasta Ballerina
Cuando Ana de Armas aparece en pantalla en Ballerina, el spin-off feroz y estilizado del universo John Wick, no simplemente actúa: irrumpe. Con golpes, fuego, precisión y gracia. Pero su historia no comenzó con disparos ni flamencos. Comenzó con una joven cubana, una pasión inquebrantable y una determinación feroz por llegar.
Esta es la historia de Ana de Armas—cómo pasó de un pequeño pueblo costero en Cuba a ser una de las actrices más versátiles y destacadas de Hollywood, culminando en uno de los papeles de acción más exigentes del año.
Orígenes humildes: Cuba y el sueño del cine
Ana Celia de Armas Caso nació el 30 de abril de 1988 en La Habana y creció en Santa Cruz del Norte, un pequeño pueblo costero. Su familia no era adinerada, y su acceso al cine era limitado. Veía películas en cintas VHS con los vecinos, sin internet, sin streaming, solo deseo y curiosidad. A los 14 años, ingresó a la Escuela Nacional de Teatro de La Habana, viajando horas cada día para perseguir su sueño.
A los 16, protagonizó Una rosa de Francia (2006), su primer largometraje. No tenía agente ni formación profesional extensa, pero tenía presencia y seguridad. Fue suficiente para dejar claro que el cine no era una posibilidad: era su destino.
España: fama temprana y evolución
A los 18 años, Ana se mudó a Madrid con la ciudadanía española por parte de sus abuelos. Sin apenas dinero ni conexiones, consiguió un papel principal en El Internado a los pocos días de llegar. La serie fue un éxito entre 2007 y 2010 y convirtió a Ana en una estrella de la televisión española.
Pero la fama en televisión no le bastaba. Sentía que se le encasillaba. Buscaba personajes con más profundidad. Así que, una vez más, se reinventó.
Esta vez, el destino era Los Ángeles.
Hollywood: reinicio desde cero
Llegó a EE. UU. en 2014 sin hablar inglés. Aprendió el idioma de forma intensiva, memorizando diálogos fonéticamente, tomando cualquier papel que la acercara al cine. Su primer gran proyecto fue Knock Knock (2015) junto a Keanu Reeves. Le siguieron War Dogs (2016), Hands of Stone (2016) y Blade Runner 2049 (2017), donde interpretó a Joi, una IA holográfica que se convirtió en el alma emocional de la película.
Ana empezaba a llamar la atención de Hollywood, pero su gran momento estaba por llegar.
Knives Out: consagración como actriz principal
En Knives Out (2019), dirigida por Rian Johnson, Ana interpretó a Marta Cabrera, una enfermera atrapada en un asesinato dentro de una familia adinerada. Junto a estrellas como Daniel Craig, Jamie Lee Curtis y Toni Collette, Ana fue el corazón emocional de la cinta. Su nominación al Globo de Oro no fue solo un elogio: fue la confirmación de que podía liderar una película de alto perfil.
Era una nueva etapa. No más papeles secundarios o personajes decorativos. Marta era compleja, empática, y totalmente suya.
De Monroe a Bond: explosión de rango
Después de Knives Out, llegaron papeles más variados. En No Time to Die (2021), su interpretación como Paloma—una agente cubana-británica llena de energía y destreza—fue breve pero inolvidable.
Luego vino Blonde (2022), el papel más desafiante de su carrera. Como Marilyn Monroe, Ana se sometió a una transformación completa. La actuación fue polémica, emocionalmente cruda y le valió su primera nominación al Óscar como Mejor Actriz. Fue la primera actriz nacida en Cuba en recibir esa distinción.
Ballerina: sangre, ballet y evolución
En 2025, Ana protagoniza Ballerina, una película derivada del universo John Wick. En ella interpreta a Eve Macarro, una asesina entrenada en ballet que busca venganza tras el asesinato de su familia.
La producción exigió meses de entrenamiento: ballet, combate, armas de fuego, lanzallamas, terapia física. En entrevistas, Ana confesó haber llorado durante una escena particularmente intensa con lanzallamas. Pero terminó cada toma, cada coreografía, cada disparo.
La película está ambientada entre John Wick 3 y John Wick 4, y sirve como puente narrativo entre ambas. Además de Ana, aparecen Ian McShane, Anjelica Huston, Norman Reedus y Keanu Reeves en un cameo como Wick.
Aunque la crítica considera que el argumento es simple, el consenso es claro: Ana es quien sostiene la cinta. Sus escenas de acción, su presencia física, su vulnerabilidad, todo está al servicio de una historia que gira en torno a ella.
Fuera de cámara: disciplina y privacidad
A diferencia de muchas estrellas de Hollywood, Ana lleva una vida privada lejos del escándalo. Reside en Vermont, prefiere la naturaleza, y se mantiene alejada de las redes sociales. Practica rutinas disciplinadas: baños diarios para claridad mental, paseos matutinos, alimentación controlada durante los rodajes.
Ha sido elogiada por su ética profesional. Keanu Reeves, con quien ha trabajado varias veces, ha declarado que Ana es una actriz generosa y rigurosa, capaz de transformar una escena con su presencia.
¿Qué viene ahora?
Ana de Armas está en un punto crucial de su carrera. Ya no es la revelación. Es una actriz consolidada. Puede liderar franquicias, negociar guiones, transformar personajes. Se rumorea su inclusión en universos como Marvel o DC, pero nada confirmado aún.
Lo cierto es que Ballerina no es un simple papel de acción. Es una declaración. Una evolución. Una señal de que Ana ha pasado de promesa a figura clave en el cine contemporáneo.
Desde su infancia en Cuba hasta los sets más exigentes de Hollywood, Ana de Armas ha construido una carrera con coraje, talento y una capacidad constante de adaptación.
Ballerina es más que una película de acción: es el símbolo de una actriz que no teme reinventarse, exigirse, y elevar cada historia que toca.
Y si este es su nuevo punto de partida, lo mejor aún está por venir.